(EXTRACTO
DE LA ENTREVISTA)
Un
reportaje de La Mansa Gumanmostró las denuncias de las chicas que han sido
detenidas y agredidas, y ha tenido muchos lectores/as y comentarios. Ante estas
situaciones más complejas y puntuales, que casi nos evocan situaciones del
pasado en Chile,¿ustedestienen algún rol, pueden hablar con las autoridades?
Tenemos
dos roles que manejamos simultáneamente. Uno es la identificación y la
documentación de esos casos, y si esos casos están dentro de nuestra
competencia, ejercer las acciones legales. Dos: toda esa información pasa a
nutrir el informe anual de DDHH donde salen recomendaciones más generales.
Además, hacemos informes intermedios de situaciones concretas–en este caso, por
ejemplo, de violencia policial– y esos informes son dados a conocer a las autoridades
responsables, que aquí serían la Dirección General de Carabineros, el
Ministerio del Interior y las comisiones del Congreso que lo requieren. Las
recomendaciones son bien disímiles, van desde lo general –que puede ser, por
ejemplo, legislar en torno al derecho a reunión como una garantía
constitucional–, hasta modificar el protocolo en relación a los operativos de
registro que se realizan en niños, niñas
y adolescentes.
¿Podría
decirse que hay una realidad que empieza a configurarse con peso en la
institucionalidad de DDHH más allá del Instituto?
En
los últimos dos años hay una mayor demanda sobre los temas de DDHH, por
ejemplo, en la academia. Yo conozco dos centros que se lanzan este mes,
entonces quiere decir que hay un lenguaje de derechos que está incorporándose y
que obviamente las universidades lo traducen en claves académicas, lo que me
parece muy importante. De parte de las organizaciones de la sociedad civil, me
parece que siempre han hecho un trabajo, tanto durante la dictadura como ahora,
de ligar el mundo internacional de los DDHH con el nacional, y en ese sentido
hay mucho más abono, si tú quieres. Y dentro de la institucionalidad de DDHH
más pública, yo creo que todavía escasea esa institucionalidad. Se ha
anunciado, por ejemplo, la creación de una Subsecretaría en DDHH, al alero del
Ministerio de Justicia, que vemos como positiva. Hay una crítica que desde la
sociedad civil siempre hicimos a los gobiernos de la Concertación, porque se
requiere a alguien que coordine la política gubernamental en materia de
derechos humanos. Distinta es la crítica que uno pueda tener al proyecto de la
Subsecretaría, pero la idea a mí me parece que es incuestionable. Hace
falta también–como en otros países en
que todos los poderes del Estado tienen alguna institucionalidad en DDHH– algo
en el Poder Judicial. En el Legislativo se han creado las comisiones de DDHH,
entonces, me parece que lentamente hay una creación de red donde quizás lo que
hace falta son más organismos autónomos.
¿Estás
pensando en la línea de la antigua demanda del retorno a la democracia del
Ombudsman, que no se ha creado como tal?
Que
no se ha creado…Las defensorías del pueblo tienen un gran componente de
protección, de ir al caso a caso, es el 80 por ciento de sus atribuciones y el 20
por ciento de promoción. En el caso nuestro, es
80 por ciento de promoción y 20 por ciento de protección. Entonces,
claro… ahí hay que tomar decisiones.
“Hay
un mayor silencio del movimiento feminista”
A
propósito de que estamos en el tema del género ¿cómo ves la realidad de DDHH y
mujeres en Chile?
Yo
creo que está empantanada y que hay varios elementos. Uno, que por mucho tiempo
el movimiento feminista en Chile se congregó en torno a ONG’s y hoy hay una
crisis de financiamiento que hace que su capacidad de incidencia sea menor. Lo
segundo es que hay una disputa en el gobierno entre un ala más liberal y otra
más conservadora, y por lo tanto es una cuestión de política de género más bien
errática, con sus achuntes liberales que podemos compartir como base mínima
todas las feministas y con sus retrocesos del ala más conservadora. Entonces,
te encuentras con que hay consensos que cruzan a toda la clase política, hoy en
día es la violencia contra las mujeres, pero donde hay un gran epicentro
respecto del rol de participación de las mujeres en la sociedad, tanto en
materia de trabajo como de participación política. Frente a eso yo creo que hay
un mayor silencio del movimiento feminista y del movimiento de mujeres, por la
razones que te digo. Creo que hemos perdido también en términos de lenguaje.
Desde que se inició este gobierno, se ha perdido el “todos y todas”. Coexiste
también en ciertos niveles, pero no es la marca de este gobierno, y eso hace
pensar lo frágil que son los avances en materia de DDHH en las mujeres.
Yendo
a un tema más específico, el del abuso sexual,que ha estado muy presente últimamente y que afecta
principalmente a mujeres. ¿Cómo lo ves en términos de la manera en que la
sociedad lo asume desde la política pública, desde una política de derechos
humanos? Porque creemos que eso se ha abordado mucho más desde la perspectiva
de la infancia que de las mujeres…
Aquí,
como en cualquier otro lado, el tema de género no es fácil, el tema de DDHH de
las mujeres. En lo que sí tenemos un consenso interno, es en que falta –y no es
solo de Chile sino en América Latina– pegarse una segunda vuelta respecto de lo
que ha sido la violencia contra las mujeres, porque nos conformamos muy rápido
con la salida judicial. Y el punto es que, de la nada a lo judicial, es
imposible que el derecho penal resuelva conflictos sociales y culturales tan
profundos, pero además, no hay ningún estado capaz de tener medidas de
protección para una de cada cuatro mujeres que en Chile es víctima de
violencia. Entonces, me parece que lo que falta ahí también es el tratamiento
previo. Primero, que tiene que ver con prevención. No en el sentido de una
política concreta, sino de asumir que este es un tema en el que tú tienes que
trasformar la cultura de este país y eso tiene que ser parte sí o sí de la
educación, y no lo es. Entonces, yo creo que ahí hay un tema complejo, creo que
además hay que hacer cambios en el lenguaje. Se hablaba de la violencia
intrafamiliar, hasta que durante el gobierno de la Presidenta Bachelet se
volvió a empezar a hablar de violencia contra las mujeres, yo creo que hay
que afirmar que , phay violencia contra
las mujeres, independientemente de que también hay violencia contra los niños y
contra las niñas, pero es otra la razón o la motivación de esa violencia. Igual
es un abuso de poder, pero estamos
hablando de cosas distinas
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